jueves, 29 de diciembre de 2011

¿Buscas culpables de la crisis? Mira a tu vecino

Los bancos y los gobiernos han sido ya ampliamente catalogados como culpables de la crisis, sin por ello resultar perjudicados en su justa medida. Sin embargo, nos hemos mirado más bien poco el ombligo, ni el nuestro ni el de nuestros vecinos.

Los fraudes fiscal y contable están tan extendidos en España que hay pocas empresas que no recurran a ardides de este estilo. Todos conocemos a empresarios y autónomos que no facturan lo que debieran, pagan nóminas en negro, tienen trabajadores ilegales, contratan y despiden a familiares sin que realmente trabajen o dejen de hacerlo.

Un par de ejemplos rápidos:
  • Mi vecino contrata a su hijo sobrino para su negocio porque le necesita, aprovechando además las bonificaciones por contratación a jóvenes. A los seis meses lo despide, pero el hijo sigue trabajando (cobrando en negro) mientras recibe la prestación por desempleo. Cuando se le agota, vuelve a contratarlo con una nueva bonificación.
  • Otro vecino compra provisiones para sus tiendas por las que paga IVA. Luego vende esos productos sin factura pero cobrando el IVA (véase un bar, una papelería o los servicios de un fontanero). Sin embargo, en su declaración trimestral del IVA figura que no ha vendido gran parte de lo adquirido, engordando contablemente su partida de Existencias. Como ha pagado más IVA del que ha recibido, Hacienda le devuelve todos los años bastante dinero. A los cuatro o cinco años, lleva a la quiebra la empresa y funda otra con la que administra el mismo negocio y, como las natillas, repetimos.
En este punto, por si alguien está sorprendido por esto, quiero decir que este tipo de actividades y otras de las anteriormente mencionadas son muy comunes. Si lográsemos acabar con esta deshonestidad (y otras muchas), viviríamos en un país rico. Lo digo con total seguridad: seríamos ricos. Sin embargo, temo que esto será imposible, principalmente por nuestra cultura. Tenemos una habilidad extraordinaria para comprender una norma y pensar enseguida en una o varias formas de eludirla. Diría que somos "malvados" por cultura.

Para un nórdico, este pensamiento de esquivar las leyes, que tan poco nos cuesta a nosotros, le supone un verdadero esfuerzo mental, suponiendo que llegue a ser capaz moralmente de llevar a cabo cualquier acción de ese estilo. En cambio, si le cuentas a un amigo que en tu empresa llevas las cuentas "como debe ser" primero se ríe de ti, luego te cuenta entre tres y diez cosas fáciles que puedes hacer "para no pagar tantos impuestos y a la seguridad social" y por último te hará ver que si no utilizas estas trampas estarás en desventaja respecto a tu competencia que, asegura, sí van a engañar a quien haga falta.

En resumen, sigamos protestando por la impunidad de quienes nos metieron en la crisis financiera y económica, pero seamos conscientes de que la crisis moral que padecemos es anterior y mucho más fuerte y duradera que la otra. Y ahora pensemos: ¿denuncio a mi vecino?